martes, 30 de octubre de 2012

El mito del impuesto de circulación

Cuando más se nos ve, más polémica generamos. "Ladran, luego cabalgamos", dice un amigo mío, emulando la famosa frase que se atribuye erróneamente al Quijote (en realidad parece ser que es de Goethe en su poema "Ladrador", de 1808, según referencia en Wikipedia).

Es decir, antes éramos invisibles para los conductores y para los peatones. Daba igual que usáramos la acera, los parques o la calzada. Como nadie nos veía, nadie protestaba.

Pero ahora se nos ve. Ya sea por la crisis o porque la cordura se va extendiendo lentamente y la gente va tomando conciencia de la ilógica espiral en que se convierten los desplazamientos cotidianos en la ciudad, el caso es que cada día se ven más ciclistas. Antes no teníamos enemigos. Ahora ya es muy normal encontrar críticas hacia los ciclistas... Que hacemos pirulas, asustamos a los peatones por la acera, nos metemos por el carril bus, nos saltamos los semáforos, hacemos zig-zag, "molestamos"... en definitiva, ladran porque nos ven.

Estoy de acuerdo en que es frecuente ver ese tipo de acciones protagonizadas por ciclistas. Creo que no debemos saltarnos los semáforos en rojo y en general no debemos infringir las normas de tráfico por una mera cuestión de imagen. Si exigimos respeto y cumplimiento por parte de los motorizados, también debemos dar ejemplo cumpliendo nosotros mismos con las normas. Simplemente.

Pero por otra parte, tampoco debemos caer en la autoculpabilización porque las cosas tienen un cierto peso, y el hecho de saltarnos un semáforo no puede tener, ni de lejos, las consecuencias que puede tener que se lo salte un coche.

Con frecuencia tengo debates con amigos conductores de vehículos a motor que me relatan detalladamente las infracciones que ven por parte de ciclistas. SIn embargo, ahora parece que los invisibles son ellos, porque si les preguntas cuántos de ellos van a 50 km/h por el Paseo de la Castellana, de repente dicen que... bueno... no es lo mismo, que los radares se ponen con afán recaudatorio, etc... pero no se paran a pensar que un coche a 50 km/h puede provocar consecuencias mucho más graves que una bicicleta saltándose un semáforo. De repente se han vuelto invisibles los montones de vehículos que hacen pirulas, que aparcan en doble fila, que se saltan semáforos, que no respetan la distancia de seguridad, que sobrepasan el límite de velocidad... hasta el punto que el número de infractores de algunas de estas normas seguramente está muy cercano al 100%.


Cuando se quedan sin armas dialécticas, recurren al viejo argumento... "Es que yo pago un Impuesto de Circulación" y las bicis no!  Otro error muy extendido. Se trata del último intento de los cochistas para justificar la preponderancia de los vehículos privados contaminantes sobre el resto de usuarios de la vía pública. Porque "ellos pagan". Si no fuera porque este pensamiento es la antesala del más salvaje capitalismo, me daría risa. El extremo sería vallar las calles y dejar acceso a ellas sólo mediante tarjeta magnética y justificante de estar al día de pago de impuestos. Si no has pagado el último recibo, no sales, te tienes que quedar en casa aunque tengas una urgencia médica. O llamas a un taxi.

Para no enredar más el tema y por si el lector alguna vez cae en la trampa, quería explicar que el citado impuesto, mal llamado de "circulación", no es el salvoconducto para poder usar las calles, sino que en realidad se llama "Impuesto sobre vehículos de tracción mecánica", y no se aplica por circular por un municipio, sino por la contaminación que produce. Por eso pagan más los vehículos de más potencia, que contaminan más. Y por eso las bicis, que no contaminan nada, NO DEBEN PAGAR ese impuesto. Espero que algún cochista lo lea y deje de exigirlo.